IBN HUD, EL ÚLTIMO EMIR DE AL-ANDALUS
De cuando Tudmir llegó a ser la capital de al Andalus y el Valle de Ricote la cuna del hombre que hizo posible ese breve sueño de unidad nacional. Fue el último suspiro de ese mundo único que comenzó un largo y doloroso declive a partir de su muerte.
Al-Andalus, como identidad nacional, desaparece definitivamente con Ibn Hud al Mutawakkil y, tras la conquista del Garb al Andalus por Fernando III el Santo y del Sharq al Andalus por Jaime I el Conquistador, la cultura andalusí queda relegada únicamente al reino nazarí de Granada.
En el año 1238 muere asesinado en Al-Mariyyat (Almería) Abu Abd Allah Muhammad Ibn Yusuf Ibn Hud al-Yudami, el último emir de al-Andalus. El grito de rebelión, lanzado por Ibn Hud desde la fortaleza de Al Sujur el 15 de junio del año 1228, puede ser considerado por la Historia como el último grito de al-Andalus.
Encabezó la sublevación definitiva del mundo andalusí contra el poder almohade, ya en declive desde la derrota de las Navas de Tolosa en el año 1212. Este personaje representa el intento final por mantener vivo un mundo diferente, el hispano-andalusí, y hacerlo perdurar en la memoria tras más de quinentos años de cultura, costumbres y saberes que siguen quedando ocultos para muchos aún a día de hoy. La fusión de ambas culturas dio lugar a un nuevo espacio, único y deslumbrante, que diferenció notablemente el Islam occidental del oriental. Desde la independencia del Califato de Córdoba de su metrópoli en Arabia, se desarrolla en la Península Ibérica la cultura andalusí, que llegó a ser de las más refinadas y avanzadas del Occidente de Europa en la Edad Media.

Ibn Hud en el Alcázar Menor Juan Navarro Lorente http://www.navarroilustracion.com/museo-arte-islamico-de-las-claras/
Identificado como el “decenio revolucionario” (Molina López, E. La Historia de Murcia Murcia, 1980 p.192), los días del alzamiento de Ibn Hud en el Valle de Ricote contra el integrismo almohade y su doctrina conocida como Tawhid, representan el principio del fin de un tiempo de esplendor que perdurará casi asfixiado en la Granada nazarita hasta 1492.
El alzamiento de cuatro jefes andalusíes contra el poder menguante de los almohades, Alhamar de Arjona, Ibn Mahfut de Niebla, Zayyan de Valencia e Ibn Hud de Murcia, marcan intensamente el decenio comprendido entre los años 1228 y 1238. Un quinto elemento, los reyes cristianos Fernando III de Castilla y Jaime I de Aragón, completa este escenario turbulento, lleno de extraños pactos, terribles traiciones y oscuras alianzas.
Ibn Hud proclamaba su ascendencia hudita a través de Zafadola, Sayf al-Dawla, hijo del último soberano de esta dinastía en Zaragoza. Considerado descendiente de Zafadola en cuarto grado según las genealogías de este último, Ibn Hud destacó en el ejército de los almohades en 1217 tras la toma del castillo de Sanfiro (Peñas de San Pedro, en la provincia de Albacete). En 1228, se alzó contra ellos en Murcia, siendo proclamado emir de al Andalus y reconocido en ese cargo por los abasíes de Bagdad en 1233.

Olivera gorda de Ricote “Bajo un olivo se coronó como rey Ibn-Hud (1228-1238), caudillo musulmán de Tudmir” Foto: Flora Murciana